Diversos registros nos han demostrado que la población de pacientes añosos portadores de un síndrome coronario agudo sin elevación del segmento ST (IAMSEST) se encuentra en ascenso, probablemente secundario a la mejora en las estrategias terapéuticas y el aumento en la expectativa de vida. En este sentido, vale resaltar que el subgrupo de pacientes añosos se encuentra subrepresentado en los estudios pivotales que han valorado el beneficio de la revascularización mediante angioplastia transluminal coronaria (ATC).
De acuerdo a las Guías de Manejo Clínico, en pacientes añosos con IAMSEST debería considerarse la relación riesgo/beneficio al momento de indicar una ATC. Así, la fragilidad concomitante se vincula a un incremento del riesgo de mortalidad, hospitalización, deterioro cognitivo, caídas y discapacidad en el seguimiento. Considerando que la fragilidad acarrea un impacto clínico deletéreo en pacientes añosos portadores de un síndrome coronario agudo, este parámetro se postula como una herramienta llamativa para la estratificación de riesgo. Hasta la fecha, no se ha analizado el impacto de la fragilidad en términos de mortalidad de pacientes añosos portadores del síndrome coronario agudo sometidos a una ATC.
El objetivo del presente estudio realizado por Marco Mele y colaboradores del Policlínico Riuniti Foggia (Italia) fue determinar el impacto clínico de la fragilidad en pacientes añosos con IAMSEST sometidos a revascularización mediante ATC.
Se realizó con este propósito un estudio unicéntrico observacional prospectivo que incluyó para el análisis pacientes añosos (>75 años) hospitalizados por un IAMSEST durante el periodo comprendido entre octubre de 2022 a agosto de 2023. Se caracterizó la presencia de fragilidad de acuerdo a una escala desarrollada y validada para tal fin (‘Clinical Frailty Scale’ [CSC]), y se analizó como objetivo primario a la ocurrencia de muerte de acuerdo a la presencia o ausencia de fragilidad concomitante.
Se incluyeron para el análisis un total de 141 pacientes. Del total de la población muestral, 104 fueron sometidos a revascularización mediante ATC, siendo 35 frágiles y 69 no-frágiles. Por contraparte, dentro del subgrupo de pacientes no revascularizados, 22 fueron caracterizados como frágiles y 15 no-frágiles, respectivamente. Los pacientes portadores de fragilidad fueron mas añosos, con mayor predominio de sexo femenino, mayor prevalencia de demencia, un mayor deterioro de la función ventricular izquierda y menos revascularizados mediante ATC.
En términos de la mortalidad, los pacientes no frágiles tratados mediante ATC presentaron un 3% de muerte, en relación a un 7% de pacientes no frágiles no tratados mediante ATC, 17% frágiles tratados mediante ATC y 48% en frágiles no tratados mediante ATC, con una diferencia estadísticamente significativas para todas las comparaciones (p<0.05). A su vez, mediante el análisis alejado de la mortalidad a 6 meses se observaron resultados comparables.
Mediante un análisis multivariado se observó que el estado de fragilidad se asocia a un incremento por 6 veces de la mortalidad a 30 días. A su vez, el estado de fragilidad se asoció a un incremento de 3.4 veces del riesgo de muerte a 6 meses desde el procedimiento índice (p<0.01), vinculándose la revascularización mediante ATC a una reducción estadísticamente significativa del riesgo de mortalidad (OR 0.2; p<0.01).
Conclusiones:
En pacientes añosos portadores de un síndrome coronario agudo sin elevación del segmento ST revascularizado mediante angioplastia coronaria, la presencia de fragilidad concomitante se asocia a una peor evolución clínica en el seguimiento.
Dr. Cristian M. Garmendia
Miembro del Comité Editor CACI
Título original: Impact of frailty on outcome of elderly NSTEMI patients undergoing PCI
Mele M, et al. AJC 2024 https://doi.org/10.1016/j.amjcard.2024.08.016