El infarto de miocardio, también conocido como “ataque al corazón” es una de las principales causas de muerte en todo el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las enfermedades cardiovasculares son responsables de aproximadamente 17.9 millones de muertes al año, lo que representa un 32% de todas las muertes globales. De estas, una gran proporción está relacionada con el infarto de miocardio.

El infarto se produce cuando hay una obstrucción en las arterias coronarias que impide el flujo sanguíneo adecuado al músculo cardíaco, si este bloqueo al flujo sanguíneo persiste lleva a la muerte de las células del corazón debido a la falta de oxígeno.

¿Cuáles son los factores de riesgo para sufrir un infarto?

Principalmente la edad (hombres >45 años y mujeres >55 años), la hipertensión arterial, el colesterol alto, la diabetes, el hábito de fumar, la falta de actividad física, la obesidad, tener familiares con enfermedad cardiaca, el estrés, entre otros.

¿Cuáles son los síntomas del infarto?

El síntoma clásico más frecuente es el dolor de pecho, que puede variar de intensidad y características, pero suele provocar una opresión o la sensación de tener un peso pesado sobre el pecho. El dolor puede irradiar hacia otras partes del cuerpo, como los brazos, el cuello, la mandíbula, los hombros o la espalda. También puede sentirse en la parte superior del abdomen. 

Otros síntomas pueden ser dificultad para respirar, sudoración excesiva, náuseas o vómitos, indigestión o acidez estomacal, aturdimiento o mareos repentinos entre otros.

Los síntomas pueden variar en la intensidad y en la forma que se presentan. Reconocerlos de manera temprana es crucial para buscar atención médica urgente.

El tratamiento va a depender del tipo de infarto, algunos infartos (los más graves) requieren intervención urgente y es en este punto en donde actuamos los cardiólogos intervencionistas realizando un cateterismo de urgencia para determinar cuál es la arteria comprometida y tratar de destapar esa obstrucción para recuperar el flujo sanguíneo.

En este tipo de infartos que requieren una intervención de urgencia, el tiempo transcurrido desde el inicio de los síntomas hasta el cateterismo es crucial para determinar el grado de daño al músculo cardíaco. Cuanto más rápido se restablezca el flujo sanguíneo, menos daño irreversible sufrirá el corazón. 

Las primeras 2 horas son fundamentales para evitar daños irreversibles. Pasado este período, el daño se incrementa significativamente, lo que subraya la importancia de buscar atención médica inmediata ante los síntomas de un infarto.

El Código Infarto o Red de Infarto es un sistema de atención médica urgente diseñado en todos los países para mejorar el tiempo de respuesta ante un infarto de miocardio, garantizando que los pacientes reciban tratamiento de forma rápida y efectiva, lo que aumenta significativamente las probabilidades de supervivencia y reduce el daño al músculo cardíaco. 

La prevención del infarto de miocardio está al alcance de todos. Adoptar hábitos de vida saludables, controlar los factores de riesgo y realizar chequeos médicos regulares puede reducir significativamente las probabilidades de sufrir un infarto y mejorar tu salud cardiovascular. En caso de presentar síntomas sugestivos de infarto se debe contactar de forma inmediata con los sistemas de emergencia que activarán el código infarto. La rapidez en la atención médica es fundamental para la supervivencia.

Dra. Giuliana A. Supicciatti
Miembro del Comité Editor CACI