La enfermedad carotídea es el nombre que se le da al estrechamiento u obstrucción de una o ambas arterias carótidas. Estas arterias, que se ubican en el cuello, son las que suministran gran parte de la sangre oxigenada al cerebro. La causa de la enfermedad carotídea suele ser la ateroesclerosis (depósitos de grasa, calcio y colesterol en las arterias) y, a medida que se estrechan, esto puede restringir el flujo sanguíneo al cerebro y provocar un accidente cerebrovascular (ACV).
El ACV es la segunda causa de mortalidad y una de las principales causas de discapacidad a nivel mundial. Se estima que afecta a más de 10 millones de personas al año y hasta un tercio de los pacientes que lo padecen presentan enfermedad carotídea.
¿CUÁLES SON LOS FACTORES DE RIESGO PARA TENER ENFERMEDAD CAROTÍDEA?
Los principales factores de riesgo son la hipertensión arterial, el colesterol alto, la diabetes, el tabaquismo, el sedentarismo, la edad avanzada y los antecedentes familiares de enfermedad vascular o ACV.
¿CÓMO PUEDO SABER SI TENGO ENFERMEDAD CAROTÍDEA?
Por lo general, la enfermedad carotídea no presenta síntomas y se diagnostica después de que el paciente ya sufrió un ACV. También puede descubrirse durante un control de rutina si el médico ausculta con el estetoscopio las arterias carótidas y oye un sonido silbante llamado “soplo carotídeo”. Este ruido puede estar presente cuando hay un estrechamiento, pero no siempre se oye. A su vez, existen varios tipos de estudios para detectar la enfermedad, el más común es la ecografía o doppler carotídeo que es el método más sencillo pero existen otros métodos como la tomografía computarizada o la resonancia magnética. Por último, la arteriografía es el estudio por cateterismo que evalúa detalladamente las arterias del cuello.
¿CUÁLES SON LOS SÍNTOMAS DE LA ENFERMEDAD CAROTÍDEA?
La enfermedad carotídea puede ser asintomática hasta etapas avanzadas. Sin embargo, en casos graves, puede causar un ACV o un Accidente Isquémico Transitorio (AIT), que son síntomas temporales como debilidad en extremidades, dificultad para hablar o pérdida de visión.
El ACV es una emergencia médica y es fundamental reconocer los signos y síntomas para poder actuar rápidamente y obtener ayuda. El tiempo es esencial porque cuanto antes reciba tratamiento menos daños o secuelas habrá. Los síntomas del ACV suelen aparecer de forma repentina y dependen de la región del cerebro afectada y el tipo de ACV (isquémico o hemorrágico).
La forma más sencilla de recordar los síntomas del ACV es mediante la regla F.A.S.T (que significa “rápido” en inglés):
-F: Face (Rostro) –> asimetría facial, sonrisa caída o dificultad para mover o sentir un lado de la cara.
-A: Arm (Brazo) –> debilidad o entumecimiento de un brazo o pierna. Imposibilidad para elevar los brazos al mismo nivel.
-S: Speech (Habla) –> Dificultad para hablar o lenguaje confuso. Habla lenta, incomprensible o dificultad para encontrar palabras (afasia).
-T: (Tiempo) –> El tiempo es crucial para actuar de inmediato y llamar a emergencias.
¿CÓMO SE TRATA LA ENFERMEDAD CAROTÍDEA?
El tratamiento va a depender del grado de obstrucción pero incluye: cambios en el estilo de vida para controlar los factores de riesgo, medicamentos y en los casos más avanzados cirugía o angioplastia carotídea.
La angioplastia carotídea es un procedimiento realizado por cardiólogos intervencionistas mediante cateterismo, en el cual se coloca un stent en el sitio de la obstrucción para restaurar el flujo sanguíneo. Se trata de una intervención menos invasiva que la cirugía tradicional y suele indicarse en pacientes con alto riesgo quirúrgico o en aquellos cuya anatomía vascular no permite realizar una cirugía abierta. Las guías de tratamiento actuales enfatizan la necesidad de individualizar el manejo según las características y condiciones de cada paciente.
CONCLUSIÓN:
La enfermedad carotídea es una causa importante de accidente cerebrovascular. La prevención con cambios en el estilo de vida es fundamental para evitar la progresión de la enfermedad. La detección temprana y el tratamiento oportuno, ya sea médico, quirúrgico o mediante angioplastia con stent, son esenciales para reducir los riesgos y prevenir complicaciones graves.
Dra. Giuliana A. Supicciatti
Miembro del Comité Editor CACI
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