En pacientes portadores de un síndrome coronario crónico (SCC) y modificación en sus síntomas o clase funcional a pesar de encontrarse bajo tratamiento médico óptimo (TMO) farmacológico, las Guías de Manejo Clínico recomiendan la realización de una cinecoronariografía (CCG) a fin de realizar el diagnóstico de progresión de la enfermedad coronaria aterosclerótica e identificar oportunidades de mejora.
En este subgrupo de pacientes portadores de un SCC es de vital importancia la implementación de un TMO farmacológico a fin de reducir eventos clínicos adversos en el seguimiento. A su vez, en aquellos pacientes con presencia de cambios en su carga de síntomas se recomienda la realización de pruebas evocadoras de isquemia para la estratificación de riesgo y la identificación del requerimiento de una CCG con eventual revascularización; sin embargo, la realización de una CCG no se recomienda en pacientes con SCC que no presentan cambios en sus síntomas a fin de estratificación de riesgo. Hasta la fecha es motivo de debate el beneficio adicional que aporta la revascularización mediante angioplastia transluminal coronaria (ATC) a pacientes con SCC estables.
El objetivo del presente estudio realizado por Sang-Ho Jo y colaboradores del Hallym University Sacred Heart Hospital (Corea) fue analizar las implicancias clínicas de la revascularización mediante ATC, en relación al TMO farmacológico, de pacientes con SCC estable.
Se realizó con este propósito un registro nacional coreano incluyendo pacientes portadores de un SCC durante el periodo comprendido entre 2006 a 2010, utilizando como fuente de información a una base del seguro médicos de Corea. Así, se incluyeron pacientes con un SCC sin antecedentes de infarto agudo de miocardio (IAM) ni ATC previa, los cuales fueron luego pareados mediante un score de propensión en relación 1:1 identificando aquellos sometidos a un tratamiento con TMO+ATC o TMO aislado, respectivamente. Con un seguimiento a 9.3 años, se analizó como objetivo primario al combinado de muerte por causa cardiovascular (CV), IAM y accidente cerebrovascular (ACV) en ambos subgrupos de interés.
Se observó que el subgrupo de pacientes sometidos a un tratamiento combinado con TMO más revascularización mediante ATC presentó una mayor ocurrencia del objetivo combinado primario, en relación al subgrupo de TMO aislado (13.5 vs. 11.5/1000 personas-año, HR 1.18 [IC 95% 1.06-1.32]; p=0.003). A su vez, las tasas individuales de IAM (HR 1.38 [IC 95% 1.09-1.70]; p=0.009) y muerte por causa CV (HR 1.40 [IC95% 1.16-1.69]; p=0.001) fueron mayores en el subgrupo sometido a TMO+ATC, en relación a aquellos con TMO aislado a 9.3 años de seguimiento.
El subgrupo de pacientes bajo TMO asociado a ATC presentó en el seguimiento una mayor ocurrencia de muerte por todas las causas (13.5 vs. 10.6/1000 personas-año, HR 1.23 [IC 95% 1.12-1.40]; p < 0.001) y requerimiento de nueva revascularización (30.3 vs. 8.2, HR 3.64 [IC95% 3.27-4.05]; p < 0.001), en relación al subgrupo bajo TMO aislado, con una diferencia estadísticamente significativa entre ambos subgrupos.
Conclusiones:
En pacientes portadores de un síndrome coronario crónico estable, la revascularización mediante una angioplastia transluminal coronaria asociada a un tratamiento médico óptimo farmacológico se asoció a un incremento de eventos clínicos adversos en el seguimiento alejado, en relación al subgrupo bajo tratamiento médico óptimo aislado.
Dr. Cristian M. Garmendia
Miembro del Comité Editor CACI
Título original: Percutaneous coronary intervention versus medical therapy in stable angina: a matched cohort study
Sang-Ho Jo, et al. Heart 2024:heartjnl-2023-323541