La enfermedad aterosclerótica de la aorta abdominal es una condición de salud que afecta a una de las arterias más importantes del cuerpo humano: la aorta, que transporta la sangre desde el corazón hacia el resto del organismo. En este caso, la aterosclerosis, un proceso degenerativo caracterizado por la acumulación de grasa, colesterol y otros desechos en las paredes arteriales, afecta a la porción abdominal de la aorta. Este deterioro progresivo puede reducir o bloquear el flujo sanguíneo, generando riesgos importantes para la salud.

¿Cuáles son los síntomas?

En sus etapas iniciales, la aterosclerosis de la aorta abdominal suele ser silenciosa, es decir, no presenta síntomas evidentes. Sin embargo, a medida que la enfermedad avanza, pueden aparecer signos como:

  • Dolor abdominal persistente o intermitente, especialmente después de comer.
  • Sensación de frío o debilidad en las piernas.
  • Cambios en la coloración de la piel de las extremidades inferiores.
  • Pérdida de peso inexplicada.

En casos graves, esta condición puede provocar complicaciones como aneurismas (dilataciones anormales en la arteria), que podrían romperse y poner en peligro la vida.

¿Cómo se diagnostica?

El diagnóstico de la aterosclerosis de la aorta abdominal suele iniciar con una consulta médica, donde el especialista indagará sobre los antecedentes de salud y los síntomas. Además, se pueden emplear las siguientes pruebas:

  • Ecografía abdominal: Es un método indoloro que utiliza ondas sonoras para visualizar la aorta y detectar posibles alteraciones.
  • Tomografía computarizada (TC): Proporciona imágenes detalladas de la aorta, permitiendo evaluar la magnitud de las lesiones.
  • Angiografía por resonancia magnética (ARM): Permite obtener imágenes de los vasos sanguíneos sin necesidad de usar radiación ionizante.

Tratamientos disponibles

El tratamiento de la enfermedad aterosclerótica de la aorta abdominal puede variar según la gravedad de la condición y las características individuales del paciente. Los enfoques terapéuticos incluyen:

  1. Cambios en el estilo de vida:
    • Adoptar una dieta saludable, baja en grasas saturadas y colesterol.
    • Realizar actividad física regular, bajo supervisión médica.
    • Evitar el consumo de tabaco y moderar la ingesta de alcohol.
  2. Tratamiento farmacológico:
    • Medicamentos para controlar la presión arterial, frecuencia cardíaca y los niveles de colesterol.
  3. Intervenciones quirúrgicas o endovasculares:
    • Cirugía de bypass: Se utiliza para desviar el flujo sanguíneo alrededor de una zona bloqueada, a través de la utilización de un vaso sanguíneo que funciona como “puente”. Este procedimiento se encuentra realizado por un cirujano cardiovascular.
    • Reparación percutánea de aneurismas: En casos seleccionados, se pueden realizar procedimientos para reforzar o reemplazar la porción afectada de la aorta. Así, en forma percutánea se coloca una prótesis por dentro del aneurisma, el cual excluye la dilatación y permite el correcto flujo sanguíneo hacia miembros inferiores.

 

Conclusiones

La enfermedad aterosclerótica de la aorta abdominal es una entidad clínica de prevalencia no despreciable, y vinculada a una elevada carga de factores de riesgo cardiovascular concomitante. Es necesario el diagnóstico precoz a fin de implementar estrategias terapéuticas oportunas.

 

Dr. Cristian M. Garmendia
Miembro del Comité Editor CACI