Se refiere a la acción de obstruir transitoria o definitivamente la circulación sanguínea de un tejido irrigado por una o varias arterias, mediante el implante local de un sustancia o dispositivos diseñado para tal fin (coils, esferas, esponja, ónix, etc).

Este procedimiento suele ser realizado en diversos tejidos y órganos del cuerpo humano, y en situaciones que pueden ir desde el paciente descompensado hasta el paciente totalmente asintomático. Suele utilizarse para disminuir la irrigación de algunos tumores con el objeto de facilitar su posterior resección quirúrgica, o en situaciones de grandes hemorragias digestivas, bronquiales, uterinas o de otros orígenes.

Los dispositivos de embolización son introducidos por medio de un catéter, el cual debe ser ubicado en el sitio exacto a ocluir. El material de embolización se deposita en el lugar indicado y no necesita ser retirado.

El procedimiento se realiza mediante punción con anestesia local de un vaso arterial o venoso. La navegación del catéter por los vasos no genera molestias. Dependiendo de la región embolizada, una vez ocluido el vaso por la disminución de irrigación, el paciente puede experimentar sensación de dolor o “quemazón” que será tratado con analgésicos según indicación médica. 

Si Ud. debe realizarse una embolización, es importante que hable con su cardiólogo/a intervencionista previamente para poder evacuar todas las dudas que tenga al respecto y se le expliquen los beneficios, riesgos y eventuales complicaciones de la misma.